Un año más

Cada vez se suman más muertos al gran festival, inundado de corredores, gentes que adoran la adrenalina de ver sus vidas rozarse con las astas de un animal valiente y temeroso, irrumpidor en la bandera, esclavo del español y gladiador hasta la muerte.Es cierto que lamentamos muertes que ya cabíamos esperar. Fiel escudo del toreador y de todo acto que atente contra la moral, la poderosa tradición se une al turismo y al dinero para aferrarse al efecto que la sangre despierta en el ser humano, y crear una nueva forma de diversión hacia la muerte.
Los patrocinadores, alcaldes y gentes con bolsillos que llenar cruzan los dedos un año más para que la sangre no manche a esta tradición, que otro año más, suspira de alivio mientras ve como su vida es más importante que las que tiñen las calles del color de sus pañuelos.
Entonces, como tantas veces ante la humanidad me pregunto:

¿por qué? Si no podemos acabar esta barbarie por el bien de los animales, hagámoslo por la humanidad. No nos tapemos los ojos, otro año más…